«Desigualdad: la buena y la mala» en mi columna «No hay almuerzo gratis» en el diario Expreso

Transcribo la columna que publiqué el domingo 20 de febrero de 2011 en el diario Expreso.

«Desigualdad: la buena y la mala

Dos profesores de la Universidad de Chicago, Gary Becker (premio Nobel de Economía) y Richard Posner (juez federal de la Corte Superior de los EEUU) comparten un blog (The Becker-Posner blog,  http://uchicagolaw.typepad.com/beckerposner//) en el que publican domingo a domingo sus opiniones sobre los más diversos temas. Yo soy un asiduo lector del blog y lo recomiendo vivamente cada vez que puedo, el único problema es que se publica en inglés.

En su publicación del 30 de enero de 2011, los autores se ocuparon de un tema que me resulta singularmente atractivo desde un punto de vista académico, la desigualdad. Resulta que existen dos tipos de desigualdad, la buena y la mala. Esto sorprenderá naturalmente a quienes consideran que la desigualdad es mala per se, es decir a quienes abrazan las tesis apegadas al comunismo o al socialismo que tienen como norte u horizonte la eliminación de la desigualdad, pues para ellos resulta que ésta es siempre mala, en todas sus formas.

No obstante, resulta que la desigualdad puede ser muy buena, como también mala, dependiendo  del tipo de desigualdad de que se trate. La desigualdad económica, por ejemplo, genera un gran bienestar social, difícilmente se generarían los incentivos en la sociedad para que la gente busque la excelencia, sea innovadora, esté constantemente en busca de oportunidades de negocios, trabaje duramente, si a cambio de eso no fuese recompensada con dinero, estatus, prestigio o reconocimientos similares. Resulta bastante obvio que difícilmente tendría sentido para alguien invertir en educación si ésta no le representase una oportunidad de tener una mejor vida en términos económicos.

Por más contraintuitivo que parezca, la desigualdad es al final del día, por lo menos en materia económica, el motor para el desarrollo de un país. No olvidemos que quienes innovan y emprenden son finalmente quienes crean la riqueza que se distribuye por la vía del mercado (empleos o consumo) al resto de la sociedad. Si se impide la desigualdad económica, se elimina los incentivos para crear riqueza y se fomenta la pobreza.

Los contraargumentos para tildar la desigualdad económica como mala son muy elementales. El primero es moral, resulta que es injusto que unos tengan más que otros, pero la justicia es un concepto filosófico que varía según el cristal con el que se mire, también es injusto privar de su riqueza a quien legítimamente la ha creado. El otro argumento es más pragmático, la desigualdad económica genera envidias y resentimiento en la sociedad, pues los que menos tienen quisieran estar como los que más tienen.  Sin embargo, la envidia no puede ser la valla para definir algo como malo, pues podríamos decir que la envidia es mala en sí misma.

La pregunta es: Si la pobreza es el problema, ¿por qué condenamos la riqueza?

Probablemente porque es políticamente lo más fácil quitarle a los que tienen para darle a los que no, claro sin importar que así se destruyan los incentivos para crear la riqueza que justamente permite que los que menos tienen accedan a tener más, sea por la vía natural del mercado o por la coerción estatal.

De otro lado, sí existe desigualdad mala y es la que se refiere a la desigualdad ante la ley (cuando en una sociedad se impide que las personas puedan actuar todas sujetas a las mismas reglas y se conceden beneficios estatales a unos por sobre otros), esa sí genera pobreza, ineficiencia e injusticia. Lo curioso es que el argumento es el mismo, pues estamos ante las dos caras de una misma moneda, la desigualdad ante la ley también destruye los incentivos para crear y producir, pues no será la recompensa al trabajo y el esfuerzo lo que genere riqueza, sino el favor estatal.

Tenemos una labor titánica como sociedad, hay que luchar por la desigualdad en dos campos, promoverla cuando es buena y desterrarla cuando es mala«.

Las opiniones vertidas en este blog son estrictamente personales y en nada comprometen a las entidades a las cuales el autor se encuentra vinculado.

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2 pensamientos en “«Desigualdad: la buena y la mala» en mi columna «No hay almuerzo gratis» en el diario Expreso

  1. Dios mío!!!, quede impresionada me dio otra perspectiva. Yo ni siquiera pensaba que encontraría esto, lo que puede suceder por el simple hecho de tener curiosidad. Excelente publicación, tiene razón, la desigualdad económica no es completamente mala, es según la situación que la haya dado origen como, por ejemplo, sería mala si le hubiera dado origen la corrupción o algo así, eso creo XD; sin embargo hay que aprender a que también es bueno ver la otra cara de la moneda, quizás uno piense que es de un peso cuando en realidad es de cinco, XD. Le doy mil puntotes.

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