Bayly y una “causa perdida” que no debe serla. ¡La urgente reforma educativa en el Perú!

Jaime Bayly, el divertido e irreverente escritor, el agudo y polémico periodista, ese que hace reír al pueblo peruano, mientras lo educa sobre las ideas liberales entre bromas subidas de tono los domingos, está hace ya un tiempo anunciando su probable candidatura a la presidencia de nuestro Perú, removiendo cual terremoto en Haití los cimientos de la política peruana (tan mediocre, pobre en ideas y triste en personajes) con la publicación de las ideas centrales que defiende en un artículo titulado “Las Causas Perdidas”, publicado en Perú 21 el 26 de enero pasado. Lo que ha generado que los políticos traten temas incómodos que parten por tener una ideología o por lo menos una idea de cómo debe organizarse una sociedad, no desde el punto de vista estatal, sino desde el individuo, que es al final del día el elemento básico de la sociedad. Eso ya es un aporte a la política peruana con independencia de que este pintoresco personaje se lance o no a la presidencia.

El escritor, si bien es un libertario en lo que a las libertades civiles se refiere, en el terreno económico es más un liberal que un libertario (claro, dentro de los estándares peruanos, resulta que es un ultralibertal o un archilibertario, pero en realidad está bastante más al centro que eso). Un libertario es una persona que pertenece a una facción del pensamiento liberal que cree en el respeto absoluto a la libertad y a la propiedad privada, siendo la única actuación permisible del Estado la legítima la protección de los ciudadanos contra el uso de la fuerza y el fraude. Para los libertarios, el Estado no debe intervenir en el sector educación, por ejemplo, pues es un sector en el que existe una demanda y una oferta que pueden regularse por sí solos, por poner sólo un ejemplo. Bayly claramente sí cree que el Estado tiene un rol que jugar en esa área, donde básicamente está su gran propuesta (qué suena bien, dicho sea de paso).

Creer que el Estado deba participar impulsando ciertos ámbitos de la economía no lo convierte a uno en un socialista, ni mucho menos, tan sólo lo excluye de la facción del liberalismo que se denomina libertaria (por lo menos en el terreno económico). Los liberales, si bien procuramos la no intervención del Estado en el mercado, podemos soportar algunas políticas estatales destinadas a promover ciertos sectores del mercado que por haber estado centralmente planificadas durante mucho tiempo, tardarían demasiado por sí sólo en llegar a la eficiencia. Tal es el caso de la educación en el Perú. La reforma propuesta por Bayly es para mí, de sus “causas pérdidas”, la que es vital ganar. El resto de las causas llegarán en la medida en que tengamos una sociedad más educada. Todas las libertades civiles por las que propugna luchar, tarde o temprano se darán en la medida en que la gente entienda que el respeto a la libertad de las personas (a la otredad, a las decisiones individuales), es el principio básico para la convivencia civilizada y la prosperidad.

Me parece que gastar buena parte del presupuesto de la república en el sector educación es algo que hace rato el Perú requiere a gritos, casi aullidos. La idea de Bayly es simple, subsidiar la educación. Para ser sincero, yo estoy en contra de los subsidios por principio, pero tengo claro que realistamente siempre se darán porque son populares desde un punto de vista político. Por ello, si siempre se darán, lo mejor es que se den para favorecer la inversión en capital humano, en lugar de darlos a empresas que pongan plantas a más de tres mil metros de altura, por ejemplo.

La pregunta es cómo implementar esto. Lo bueno es que hay varias respuestas. Podríamos darle vida al sistema de vales propuesto por el gran pensador Milton Friedman en su gran obra Capitalism and Freedom (Capitalismo y Libertad), este sistema básicamente se basa en que el Estado otorgue vales a las familias pobres que sirvan para educación de sus hijos (vales que además sólo sirvan para eso). Los padres podrán elegir la escuela que deseen para sus hijos (sean privadas o públicas) y pagarán con los vales (el pago puede ser total o parcial). Los colegios por su lado, tendrán que competir para atraer a los alumnos, pues si no hay matriculados, no hay vales y sin éstos esos colegios quiebran. De otro lado, a más alumnos, más vales, mejores sueldos para los profesores, etc.

En otras palabras, la idea básica es que el Estado aún financie la educación, pero no la maneje, sino que se genere competencia por la vía del mercado. Esta política se basa en dos principios ciertos: (i) los padres generalmente saben mejor que el Estado cuál es la mejor escuela para sus hijos; y, (ii) la competencia entre escuelas es lo mejor forma de mejorar la educación de los niños. La competencia conduce a la eficiencia y ciertamente nuestra educación es actualmente patéticamente ineficiente.

Otra idea que me da vueltas en la cabeza es que las empresas puedan deducir del impuesto a la renta la inversión en educación que realicen en sus empleados y que en el caso en que éstos obtengan un grado como consecuencia de esa educación, tal grado no se compute como renta de para el empleado. Hoy, si una empresa le paga una carrera, una maestría o un post-grado a un empleado, éste debe pagar impuestos sobre el monto pagado para la obtención de tal grado educativo.

También tenemos un absurdo sistema de permitir que las empresas sólo deduzcan del impuesto a la renta una parte mínima (alrededor del 5% del gasto total de la empresa) de lo que inviertan en educación para su personal. Debería ser deducible un monto mucho mayor, incluso debería fomentarse que las empresas otorguen becas al público y deduzcan ese monto del impuesto a la renta. La idea es fomentar la inversión en capital humano, no ahuyentarla.

La educación es la mejor inversión  por la que una persona puede optar y, curiosamente, es también la mejor inversión en la que el Estado puede incurrir (es lo habitual que lo mejor para el individuo sea lo mejor para la sociedad, esa idea es la que hace que Adam Smith sea considerado un genio). Si el Estado implementase un programa de becas para maestrías en el exterior por ejemplo, tendríamos que los mejores estudiantes tendrían la oportunidad de estudiar en las mejores universidades del mundo. Eso generaría valor desde todo punto de vista. Si el estudiante, una vez concluidos sus estudios, decide vivir fuera, enviará remesas al Perú; si decide regresar, tendremos gente más capacitada en el mercado, generando industria y capacitando gente (el conocimiento, como bien público que es, se transmite mediante la sola interacción humana) y no explotando nuestros recursos naturales hasta que se agoten y el Perú sea finalmente un mendigo sentado en el piso y ya no en el banco de oro del que habló Raimondi. Podría ponerse como condición para otorgar la beca que el becario regrese y trabaje para el Estado por dos o tres años y, ¡oh maravilla!, tendríamos gente más capaz en el Estado.

En fin, el punto es claro, la inversión en educación es la mejor inversión desde todo punto de vista y, anecdóticamente, debemos agradecerle a Bayly –independientemente de que finalmente se lance o no– haber puesto este tema sobre el tapete. Si el resto de los candidatos adoptan esta causa y la hacen suya, sea quien sea que gane, la política peruana habrá dado un paso gigantesco y veremos el tiempo como el resto de las libertades (llamadas “causas pérdidas” por Bayly) que los liberales defienden llegarán tarde o temprano.

Las opiniones vertidas en este blog  son estrictamente personales y en nada comprometen a las entidades a las cuales el autor se encuentra vinculado.


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8 pensamientos en “Bayly y una “causa perdida” que no debe serla. ¡La urgente reforma educativa en el Perú!

  1. Los padres de familia podrían colaborar eficiente y efectivamente con la fiscalización de todo este torrente de dinero, a travéz de las APAFAS. Con unos tres representantes de los padres de familia en los comités directivos de los colegios estatales, los promotores, los trabajadores así como los profesores deberán ponerse las pilas si no quieren que los padres de familia los saquen del colegio a patadas.

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  2. Leí el post y mi impresión es que hay muchas ideas buenas pero muy teóricas. ¿Qué pasa con la realidad peruana y como se implementan las soluciones que propones?

    Sería bueno salir al campo y ver desde ahí que si bien el problema tiene un tamiz económico y también tiene uno social que involucra generaciones de costumbres, valores y moral de las personas.

    ¡Hay cosas que el dinero no puede comprar! A la solución económica que propones debe acompañarse una para el gran desbalance social, el analfabetismo, la preparacion de los profesores, la mejora de la calidad educativa, la infraestructura escolar, nutrición de los niños, entre tantos otros temas.

    Me parece que tus ideas liberales son muy buenas, pero tienen que encontrar un correlato con la realidad peruana y ver la factibilidad de aplicarlas

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    • Mil gracias por tu comentarios. Concuerdo contigo en que la reforma educativa en el Perú no es tan simple de explicar y menos de llevar a cabo, pero todo empieza por la propuesta teórica, luego de ahí se lleva a la practica. A mí me encantaría poder hacer un estudio de campo sobre el tema para tener más data disponible y poder aterrizar esta propuesta con números. Ahora eso es respecto de la propuesta de los vouchers o vales educativos. Los temas tributarios, para capacitación profesional, creo que pueden implementarse mañana sin problemas.
      Mil gracias por visitar el blog!

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  3. Respecto al tema de la educación, qué finalmente creo que es lo más rescatable (por no decir..lo único) en la propuesta de Baily, como todo en la política, es una idea inicial.
    Y es a partir de un interés, donde uno analizará y evaluará lo que se puede hacer. Es así, que la idea de los vales, es factible que resulte, en los distintos ámbitos del país, por la sencilla razón, que existe un principio de «competencia».
    Por primera vez existirían escuelas, que compitan por ofrecer una mejor educación a los alumnos. A partir de ello, entiendo que las opiniones serán, que las escuelas, sólo pensarán en mejorar por un criterio económico, de mejores ingresos, en fin…. pero ¿No es el dinero un medio? Lo es y en nuestro país, donde los principios de la recaudación tributaria, no guardan coincidencia con la prioridad de uso en el presupuesto público, las ideas en mejora de la educación, se que tienen un tiempo de espera…el cual no deberá ser muy largo … por el bien de quiénes hoy tienen una laptop de regalo y no tienen electricidad…esa es nuestra realidad… una política desligada de los pueblos.
    Bueno, confiemos en que la educación forme parte de al menos un plan de gobierno nacional,local regional, como una prioridad…..
    Finalmente, en lo personal…soy de quiénes creen, que es la enseñanza de la lectura, a muy temprana edad, un medio vital para siempre querer aprender… y educarse

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  4. Bueno Guillermo yo estoy en contra de la educación pública y de la salud pública, mientra menos intervenga el Estado, es decir menos poder tenga, será mejor. Pero el tema de la educación es tan ineficiente en este país que se va a necesitar de ciertas políticas estatales para tratar de alcanzar un nivel mejor del que tenemos ahora. La educación es un sector que pertenece al mercado, existe una oferta y demanda que el Estado a través de incentivos hacia uno u otro lado podrá mejorar. El problema está en la práctica, en el campo, ya que en una sociedad como la nuestra no acostumbrada a esto yo considero que el resultado en ellos sería impredecible y generando hasta desconfianza ya que existen valores y costumbres que serán muy difíciles de poder cambiar. Lo que si me queda claro es que invertir en educación es vital para un país que pretenda el desarrollo, ahora, hay que saber invertir y elegir quienes controlan esa inversión, en lo cual deben de inmiscuirse tanto los que ostentan el poder, los padres de familia y los estudiantes mismos, esto para que no se le saque la vuelta a la buenas ideas que se puedan originar.

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  5. Hola Guillermo.
    1.Concuerdo contigo en que las empresas puedan financiar la educación pero no solo de sus empleados sino también de personas que no guarden relación con la empresa. ¿De que manera? creando fundaciones que otorguen becas completas y scholarships a través de concursos públicos que fomenten la investigación o los ensayos (dada la escasez de bibliotecas y el difícil acceso a libros especializados). Hace un par de semanas leí un borrador, una observación o quizás fue solo una impresión onírica personal (no estoy muy seguro) de la ley del mecenazgo en donde se buscaba incluir, ademas de los espectáculos culturales, la capacitación y/o formación académica de terceros directamente beneficiados lo cual considero genial PERO deben existir criterios INTERCULTURALES y una efectiva fiscalización para su correcta aplicación.

    2.Considero que antes de centrarnos en nuevas formas de financiar la educación debemos enfocarnos en analizar y plantear alternativas frente al paradigma fabril del aprendizaje: la escuela y la universidad como laboratorios de producción, dominación y supeditación que, según una infinidad de postulados tanto postmodernos como frankfurteanos, crean (en su mayoría) cuerpos dóciles, «robotitos», sujetos carentes de un razonamiento multipolar que se sujetan a dogmas no religiosos que han sido inculcados a través de formas avant-garde de condicionamiento clásico. Sin dudarlo creo que la educación debe ser liberadora y debe por naturaleza oponerse al pensamiento único.

    Luego de escuchar propaganda del actual gobierno fascista que preside Alan Garcia sobre una supuesta «revolución» educativa, que consiste en nueva infraestructura y un examen que se rige por criterios excluyentes y hegemónicos ignorando el carácter intercultural de los maestros y las carencias de la educación rural, me doy cuenta que o bien existe una ignorancia infinita por parte del gobierno que no aceptan implementar aquellos nuevos paradigmas que pueden reemplazar al actual y fallido modelo educativo o (la ya clásica) falta de voluntad política para realizar las reformas que se necesitan.

    Por todo ello soy partidario de la educación popular basada en la ecología de los saberes (Boaventura de Sousa Santos), de la pedagogía del oprimido (Paulo Freire), de la sociedad desescolarizada (Ivan Illich) y del sistema educativo rebelde autonomo zapatista de liberación nacional (Subcomandante Marcos).

    Creare un blog para evitar tan largos comentarios. Saludos Guillermo.

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